miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿A quien te pareces?


Es sabido que los padres se sienten muy orgullosos cuando les dicen que sus hijos se parecen a ellos. Al igual que la mayoría de los hijos se sienten orgullosos al parecerse a sus padres y mas aun si hay un buen ejemplo y una buena criaza de por medio. Existen muchas personas en el mundo a quienes muchos se quieren parecer y de hecho imitan a estas personas, a veces, llegando a extremos en que parecen haber sido clonados. Sin embargo, existe alguien a quien todos estamos llamados a imitar y es a Dios, imitarlo en amor, paz, misericordia, etc.

Efesios 5:1 dice: Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.


Y si por casualidad nos pareciera difícil la tarea de parecernos a Dios, entonces nos envió a su hijo a vivir como hombre, como tu y como yo, Jesús pasó la prueba, esto indica que tu y yo también podemos.


Algo que debemos preguntarnos es: ¿Como quiere nuestro padre que sea nuestro paso por esta vida?, estamos llamados a santidad y tenemos a Jesús como guía y apoyo para lograrlo, si él siendo humano y joven lo logró, también nosotros podemos hacerlo tomando en cuenta y practicando cualidades como: mansedumbre, benignidad, humildad, benevolencia, paciencia, bondad, templanza, gozo, paz, fe y otras mas.


El mismo Jesús nos dice en Mt 11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas. El mismo Jesús, nos indica que seamos como el, sabemos que en este mundo nos puede resultar difícil, pero al adoptar esta conducta o condición hallaremos descanso para nuestras almas y esto es lo que nosotros queremos recibir cuando partamos de este mundo.


Vemos que existe un sentir en las personas de trabajar en las iglesias, o mas bien en la obra Dios, pero debemos estar claros de cómo estamos espiritualmente, y si lo que externamos hacia los demás es lo que verdaderamente hay en nuestros corazones, no podemos dar lo que no tenemos. Y tal vez algunos piensen que estar en el altar es algo de protagonismo o de dejarse ver, y realmente va mas allá, es un compromiso y una responsabilidad, no podemos pararnos ahí delante a querer darle a los demás lo que remotamente nosotros tenemos o conocemos.


Tenemos la responsabilidad de que la gente vea la luz que nuestro padre ha depositado en nuestras vidas a través de su hijo y debe ser algo genuino, pues Dios no puede ser burlado y conoce nuestros corazones. Debemos meditar por medio de las escrituras lo que realmente se quiere de nosotros, que la enseñanza que nos da la palabra, no sea una historia más sobre Jesús, algún apóstol o discípulo; que sea la vida misma de cada uno de nosotros. Entendiendo que cada día puede ser el día en que el Padre venga en busca de los que obedecieron a su palabra y están verdaderamente listos.


Debemos entender que cada uno de nosotros forma parte del cuerpo de Jesucristo lo cual no debemos menospreciar, y por lo cual entiendo, debemos tener un comportamiento imitador del suyo. Nosotros nos hemos unido al Señor así que como dice la palabra somos un espíritu con el. Y debemos recordar que somos templo de Espíritu Santo y que fuimos comprados por un precio incalculable, el cual no tenemos como pagar más que glorificando a Dios con nuestros cuerpos y nuestras vidas.


Cada uno de nosotros debemos reconocer que cuando sembramos para el espíritu es cuando lo alimentamos, con ayuno, lectura edificante, música edificante, oración etc.; hacemos todo lo contrario cuando dejamos que entre a nuestras vidas todo aquello que contamina nuestro espíritu y que puede corromperlo, tal vez no podamos filtrar del todo la información que nos llega por los medios o la música que escuchamos en el vehiculo publico. Pero al menos podemos elegir que película ver, que leer, que música escuchar, que lugares frecuentar, etc. Para entonces no dar pie a que resulte alimentada la carne en vez del espíritu. (ver Gal 6:8,9)


Dios en su misericordia y a través de su palabra nos enseña exactamente como debemos ser y que sentimientos y cualidades debemos evitar tener y/o practicar en Galatas 5:19-21 nos dice la palabra: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicacion, inmundicia, lascivia, idolatrías, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. Y en 2 Timoteo 3:2-5 Porque habrá hombres amadores de si mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites mas que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negaran la eficacia de ella; estos evita.


Entonces ¿Qué nos queda? Procurar hacer la voluntad de Dios pareciéndonos a su hijo, imitándole en toda su buena obra y edificándonos cada día, evitando la contaminación que el mundo cada segundo ofrece. Y dándole el valor que merece a la palabra “Cristiano” como nos hacemos llamar indicando que hemos aceptado a Cristo y que le seguimos y le imitamos.


Y tú ¿A quien te pareces?


E.H.-



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